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domingo, 20 de agosto de 2017

LA LEYENDA DE LA ENJABONADA Allá, en el último rincón del imperio de Ixtlahuacán, donde el camino culebrea y la niebla abraza los bosques de encino, se localiza el curioso y bello pueblito de “26 de julio”, comunidad mejor conocida por esos rumbos como “El Camichin”. En ese lugar, hace algunos ayeres, según las memorias de don Saturnino Pérez, más conocido como don “Cheto”, uno de los más sabios habitantes de esa bonita población, sucedió la siguiente historia… Se dice que en el tanque donde se encuentra el depósito de agua que está a la entrada del pueblo, al pie del nacimiento, un día por la tarde, una joven de la comunidad acudió a bañarse a dicho tanque como lo hacia todos los días. Muchas veces, la gente ya le habían advertido a la joven que no se bañara encima del tanque, porque con el agua, la lama y el musgo, el piso se ponía muy resbaloso y por ello se podía caer y mal golpearse, pero ella no hacía caso a las recomendaciones; así que solía bañarse a jicaradas sacando el agua directamente de la boca del tanque, el cual, tenia más de tres metros de profundidad. Esa tarde, no fue la excepción, la joven se acerco al tanque con su jícara, su estropajo y su bolsa de “fab Roma” y se subió a la plataforma del tanque para sacar, como siempre, el agua de manera más fácil, y así, no enlodarse los pies. El viento soplaba, y con su aliento, bajaba cada vez mas niebla del cerro, cortando con su velo blanquecino la visión, sin dejar que se pudiera ver nada a más de un metro de distancia, pero eso a la muchacha no le importaba, o tal vez, no lo percibía; Ella, muy quitada de la pena, se seguía bañando y echándose fab en el pelo, de repente, ¡las espumas de su cabello escurrieron y entraron a los ojos cafés de la joven!, los cuales debido al gran ardor, solo atinaron a cerrarse con más fuerza ¡casi impenetrablemente!! ¡Las manos de la joven se movieron a tientas buscando la jícara! ¡Sus pies avanzaron tambaleantes entre la lama y el piso jabonoso del tanque!!... ¡! La pobre joven no veía nada y el jabón cada vez la cegaba con mayor fuerza!... Entonces… Unos pasos vacilantes y…. ¡Pummm!!!... ¡Clash!!!... Sucedió lo inevitable… El cuerpo de la joven se hundió una y otra vez en el depósito oscuro del agua… ¡Ella manoteaba desesperada!... Pocos minutos después, la muchacha pereció ahogada… Tardaron bastante tiempo en encontrar su cuerpo, pues ese día, ya nadie más se acerco a buscar agua al nacimiento, ni a lavar, ni a bañarse… y, para acabarla de amolar, su familia había bajado a unos mandados a Tecomán, por lo que poca gente se dio cuenta que no estaba en la comunidad, e Incluso de la poca gente que se dio cuenta de su ausencia, hubo quien pensó que la joven se había huido con el novio, que era oriundo de la comunidad de “Agua de la Virgen… Solo hasta el otro día, muy de mañana, cuando una de las niñas del poblado se acerco con sus burros para llenar sus cantaros de barro, fue cuando se dieron cuenta de la tragedia… El estanque tenía una fina capa de jabón fab, entre él, la joven flotaba muerta con la cara llena de espanto… Desde ese día, en la comunidad del “26 de Julio” se recomienda a los jóvenes y a las niñas tener cuidado al ir a bañarse al nacimiento y, se les advierte, no ir a más de las seis de la tarde, porque hay quien asegura que en ese lugar, cuando oscurece o la niebla baja desde la “encinera”, es posible ver a una joven con los ojos carcomidos y un puño de espuma en la cabeza escurriéndole por todo el cuerpo, invitándoles a bañarse con ella. Incluso hay gente que asegura que, pasados de copas, han aceptado la invitación, pero que, al siguiente día, al despertar ¡se encuentran entre espineros, perdidos y con tres o cuatro días de calenturas, alucinaciones y vaguidos!!... Una de estas personas fue el difunto don Andrés, un señor que vivía en la salida de la comunidad de “Agua de la Virgen”, quien una noche, al descomponérsele su camionetita a medio cerro, subió caminando al “Camichin” en busca de ayuda, pero al pasar por el depósito de agua, miro a una mujer parada, de espaldas, él, pensó que tal vez era su comadre que había venido a llenar sus cantaros, así que le hablo en voz alta una vez, pero no obtuvo respuesta, por lo que le grito más fuerte, y fue entonces que, poniéndole más cuidado ¡vio a una mujer vestida de blanco, llena de espuma en la cabeza y con las cuencas de los ojos descarnadas!, por lo que don Andrés, sin atinar a decir nada, ¡nomás arranco a correr con rumbo al pueblo pegando chicos gritos!... Bueno, ¡eso es lo que cuentan allá! August 20, 2017 at 12:34PM


Colima Antiguo http://ift.tt/2xgonPb LA LEYENDA DE LA ENJABONADA Allá, en el último rincón del imperio de Ixtlahuacán, donde el camino culebrea y la niebla abraza los bosques de encino, se localiza el curioso y bello pueblito de “26 de julio”, comunidad mejor conocida por esos rumbos como “El Camichin”. En ese lugar, hace algunos ayeres, según las memorias de don Saturnino Pérez, más conocido como don “Cheto”, uno de los más sabios habitantes de esa bonita población, sucedió la siguiente historia… Se dice que en el tanque donde se encuentra el depósito de agua que está a la entrada del pueblo, al pie del nacimiento, un día por la tarde, una joven de la comunidad acudió a bañarse a dicho tanque como lo hacia todos los días. Muchas veces, la gente ya le habían advertido a la joven que no se bañara encima del tanque, porque con el agua, la lama y el musgo, el piso se ponía muy resbaloso y por ello se podía caer y mal golpearse, pero ella no hacía caso a las recomendaciones; así que solía bañarse a jicaradas sacando el agua directamente de la boca del tanque, el cual, tenia más de tres metros de profundidad. Esa tarde, no fue la excepción, la joven se acerco al tanque con su jícara, su estropajo y su bolsa de “fab Roma” y se subió a la plataforma del tanque para sacar, como siempre, el agua de manera más fácil, y así, no enlodarse los pies. El viento soplaba, y con su aliento, bajaba cada vez mas niebla del cerro, cortando con su velo blanquecino la visión, sin dejar que se pudiera ver nada a más de un metro de distancia, pero eso a la muchacha no le importaba, o tal vez, no lo percibía; Ella, muy quitada de la pena, se seguía bañando y echándose fab en el pelo, de repente, ¡las espumas de su cabello escurrieron y entraron a los ojos cafés de la joven!, los cuales debido al gran ardor, solo atinaron a cerrarse con más fuerza ¡casi impenetrablemente!! ¡Las manos de la joven se movieron a tientas buscando la jícara! ¡Sus pies avanzaron tambaleantes entre la lama y el piso jabonoso del tanque!!... ¡! La pobre joven no veía nada y el jabón cada vez la cegaba con mayor fuerza!... Entonces… Unos pasos vacilantes y…. ¡Pummm!!!... ¡Clash!!!... Sucedió lo inevitable… El cuerpo de la joven se hundió una y otra vez en el depósito oscuro del agua… ¡Ella manoteaba desesperada!... Pocos minutos después, la muchacha pereció ahogada… Tardaron bastante tiempo en encontrar su cuerpo, pues ese día, ya nadie más se acerco a buscar agua al nacimiento, ni a lavar, ni a bañarse… y, para acabarla de amolar, su familia había bajado a unos mandados a Tecomán, por lo que poca gente se dio cuenta que no estaba en la comunidad, e Incluso de la poca gente que se dio cuenta de su ausencia, hubo quien pensó que la joven se había huido con el novio, que era oriundo de la comunidad de “Agua de la Virgen… Solo hasta el otro día, muy de mañana, cuando una de las niñas del poblado se acerco con sus burros para llenar sus cantaros de barro, fue cuando se dieron cuenta de la tragedia… El estanque tenía una fina capa de jabón fab, entre él, la joven flotaba muerta con la cara llena de espanto… Desde ese día, en la comunidad del “26 de Julio” se recomienda a los jóvenes y a las niñas tener cuidado al ir a bañarse al nacimiento y, se les advierte, no ir a más de las seis de la tarde, porque hay quien asegura que en ese lugar, cuando oscurece o la niebla baja desde la “encinera”, es posible ver a una joven con los ojos carcomidos y un puño de espuma en la cabeza escurriéndole por todo el cuerpo, invitándoles a bañarse con ella. Incluso hay gente que asegura que, pasados de copas, han aceptado la invitación, pero que, al siguiente día, al despertar ¡se encuentran entre espineros, perdidos y con tres o cuatro días de calenturas, alucinaciones y vaguidos!!... Una de estas personas fue el difunto don Andrés, un señor que vivía en la salida de la comunidad de “Agua de la Virgen”, quien una noche, al descomponérsele su camionetita a medio cerro, subió caminando al “Camichin” en busca de ayuda, pero al pasar por el depósito de agua, miro a una mujer parada, de espaldas, él, pensó que tal vez era su comadre que había venido a llenar sus cantaros, así que le hablo en voz alta una vez, pero no obtuvo respuesta, por lo que le grito más fuerte, y fue entonces que, poniéndole más cuidado ¡vio a una mujer vestida de blanco, llena de espuma en la cabeza y con las cuencas de los ojos descarnadas!, por lo que don Andrés, sin atinar a decir nada, ¡nomás arranco a correr con rumbo al pueblo pegando chicos gritos!... Bueno, ¡eso es lo que cuentan allá!

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