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martes, 5 de junio de 2018

Presenta Volcán de Colima niveles bajos de actividad: Investigador #UdeC.




*“Tenemos que seguir uniendo esfuerzos y conseguir más equipo para mejorar el monitoreo de nuestro volcán, porque hay que recordar que nuestro volcán es el más activo de México y Norteamérica. Es momento de trabajar y de no bajar la guardia”: Raúl Arámbula.
Al hablar sobre el volcán de Fuego de Guatemala, que tuvo una erupción violenta la tarde de este domingo, el investigador Raúl Arámbula Mendoza dijo que, por lo pronto, los vientos no soplan hacia México, que no habría afectaciones por ceniza, y que su activación no tiene nada que ver en una probable actividad con el Volcán de Colima, que aunque es un volcán muy activo el nuestro, “presenta actualmente niveles bajos de actividad”.
Cada volcán, explicó en entrevista el también director del Centro Universitario de Estudios e Investigaciones de Vulcanología (CUEIV) de la Universidad de Colima, tiene su propia cámara magmática y sus conductos, tanto el volcán de Fuego de Guatemala como el Kilauea de Hawái, y no hay nada que los conecte, como aseguran algunas versiones en las redes sociales.
El volcán de Fuego de Guatemala, dijo Arámbula Mendoza, es un volcán activo. En 2017 tuvo alrededor de trece erupciones muy parecidas a la del domingo, pero de menor intensidad. En la erupción del domingo expulsó mucho material fragmentado, tanto, que empezó a colapsarse parte de la columna eruptiva, que es la que generó los llamados flujos piroclásticos; esto es, avalanchas de rocas a gran temperatura que bajan principalmente por las barrancas, aunque hay flujos fuertes que pueden incluso saltar algunas lomas.
En 1974, comentó, este volcán tuvo otra erupción igual de explosiva que la de este domingo, sólo que entonces no causó pérdidas humanas, ya que no había tantas personas viviendo a su alrededor. 
Mucha gente afectada por la erupción, comentó el profesor-investigador, no quiso evacuar la zona porque supuso que esta nueva actividad sería como las de 2017. Además, dijo, la actividad inició desde el sábado. Son erupciones, dijo, que duran varias horas y a veces dos o tres días. 
El problema con Guatemala, comentó, es que la instancia que debe monitorear el volcán cuenta con pocos recursos y al parecer sólo tienen una estación sísmica, algo que no es suficiente. En el volcán de Colima, informó, hay once estaciones de monitoreo y se analiza su estado de actividad con varios parámetros, además del sísimico.
En el caso del volcán de Colima, dijo, sus niveles de actividad en estos momentos son muy bajos, “aunque no está totalmente dormido; todavía hay gas dentro del conducto del volcán que se puede mover. Además, en épocas de lluvia lo que puede ocurrir es que el agua que caiga se filtre y haga contacto con la roca, que puede estar a altas temperaturas, y eso genere vapor que pueda originar algunas explosiones freáticas no muy grandes. Por eso recomendamos no acercarse a menos de cinco kilómetros del cráter, ya que sigue siendo una zona peligrosa, además de que como ha tenido mucha actividad en los últimos años, hay material inestable en sus las larderas y se pueden generar derrumbes sin que el volcán tenga una erupción”.
En el tema de la actividad volcánica, recomendó a la población informarse sólo de fuentes oficiales. En México están el Servicio Sismológico Nacional, al Centro Nacional de Prevención del Desastres, el centro de investigación en la UdeC y Protección Civil, tanto de Colima como de Jalisco, así como el Sistema Nacional de Protección Civil.
Dijo que “hay unas declaraciones respecto a que el calentamiento global afecta la actividad sísmica y volcánica y eso es falso; no hay ninguna relación entro lo que ocurre en la atmósfera y lo que ocurre en el interior del planeta; se ha estudiado y no se ha encontrado ninguna relación, y es que no tiene por qué haberla, porque los procesos que ocurren en la atmósfera son muy diferentes a los que ocurren al interior de la tierra. También hay que desmentir eso”. 
Lo que podemos aprender de la experiencia de Guatemala, dijo por último Raúl Arámbula, “es mejorar los sistemas de alertamiento y sobre todo la educación de la gente en estos temas. Hablarles más sobre fenómenos geológicos y qué medidas deben tomar en caso de sismos, erupciones volcánicas o deslizamientos”.
Finalizó diciendo que “tenemos que seguir uniendo esfuerzos y conseguir más equipo para mejorar el monitoreo de nuestro volcán, porque hay que recordar que nuestro volcán es el más activo de México y Norteamérica. Es momento de trabajar y de no bajar la guardia”.