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miércoles, 6 de junio de 2018

Un provinciano en la ciudad. Cómo sobrevivir en la ciudad con un sueldo de becario. Por Fer Montes de Oca.



Esta es la historia de cómo durante 15 días tuve que vivir como becario a consecuencia de... bueno, ya leerán más adelante.

Este no es un texto con un final feliz, así que podría ahorrarles el tiempo de lectura. Lamento usar el término becario para referirme a esa etapa de nuestra vida donde ganamos poco “porque estamos aprendiendo”. Pero es la verdad. El jueves pasado, 31 de mayo para ser exactos, decidí hacer uso de mi quincena recién depositada y aprovechar el Hot Sale para comprar unos tenis. Fui al cajero Bancomer más cercano al Martí y saqué efectivo. 

Paréntesis para entender mejor la “desgracia”: nos habían pagado la quincena un día antes y junto con mis amigos de la oficina, Daen y Gonzalo, habíamos decidido ir a celebrar lo incelebrable, porque en realidad no había una razón. Fuimos a cenar pizzas y después a un lugar llamado Pata Negra (apúntelo porque es un excelente lugar para bailar, beber, y ligar –excepto para mí, luego les puedo contar esa historia–). Aunque terminamos tarde, me desperté sin cruda para poder ir al gimnasio. Pero antes, debía comprar unos tenis.

Saqué efectivo. Salí del banco y, aunque no estoy seguro, lo más seguro es que haya visto la hora (12:11) y pensado que era muy tarde, así que me apresuré. Tardé una hora y diecinueve minutos en darme cuenta que había perdido mi tarjeta de débito. 

Otro paréntesis para entender mejor la “desgracia”: en noviembre perdí mi celular en Guadalajara. Durante meses usé uno que me prestaron en el cual instalé la Banca Móvil. Cuando “recuperé” mi celular nunca instalé la aplicación, usaba el anterior, que se quedaba en casa, solo para revisar saldos y hacer transferencias. ¿Cuál fue mi justificación? No tengo idea.

La señorita Mónica, de Línea Bancomer, me comentó que a las 12:14 habían hecho un retiro de mi cuenta por $2,000 pesos; un minuto después, otro por $4,000. Esto quiere decir que 4 minutos después de salir del banco alguien había encontrado mi tarjeta y sacado $6,000 pesos, ¡a los 240 segundos de yo haber estado ahí! 

Hoy he recibido la resolución del banco: no procede. Para ellos les es imposible regresar mi dinero “porque la disposición fue en un cajero automático, con mi tarjeta, mi nip, cuya responsabilidad es del titular”, o sea, el buen o mal uso del plástico es mi problema. 

Luego de 6 días he buscado posibles situaciones en las que esto no hubiera pasado: si nos hubieran depositado el 31, quizá no hubiéramos ido al bar y me hubiera despertado más temprano para ir al gimnasio y así no hubiera estado preocupado por el tiempo; tal vez no debí comprarme los tenis, ¿debo entonces culpar al hot sale?; quizá debí instalar la Banca Móvil en mi actual celular para que las notificaciones de los retiros me hubieran llegado; o, simplemente no debí mudarme a la Ciudad de México para no tener que ir a ese maldito cajero. No llegué a este extremo. 

Podemos hacer infinitos hubiera. Pero de nada sirve. Al momento, la Ciudad de México me ha dado más de lo que me ha quitado. Tan solo ese jueves, tuve encuentros inesperados; recibí una increíble llamada de mi hermana; gracias a esa “desgracia” caí en cuenta que tengo amigos que me respaldan, incluso económicamente; y, por lo menos en mi cabeza, alguien que necesitaba dinero con urgencia para pagar noséquécosas se encontró $6,000 pesos, o sea, ayudé a alguien sin darme cuenta. 

Excusas sobran para sentirnos mal, sentirnos estúpidos, sentirnos que quizá lo que estamos haciendo son malas decisiones, pero bájenle a su trip in-me-dia-ta-men-te, la vida está llena de altibajos, es equilibrio. Un día te ganas $500 pesos en el raspadito que compraste en el Oxxo y al día siguiente la comida, que pagaste con ese dinero, te hace daño y terminas dos días en cama. 

Veámoslo como equilibrio. 

Esta no es una historia con un final tan trágico. Excepto por el estúpido correo de Bancomer en donde dicen que no procede mi denuncia. Pero ya veremos, culeros, ya veremos.


Foto: @NandoDeOca


Lo mejor siempre está por venir.

Ah, sí. ¿Cómo sobrevivir a la Ciudad con sueldo de becario?:

Hagan el súper y no coman fuera.

¿Toman café en la oficina? Consigan la tarjeta de puntos y cada vez que un coworker vaya por uno, dénsela. Cada semana podrán tomarse uno “gratis” gracias al consumo de los demás.

Viajen en Metrobús y aprovechen los trasbordos. 

Tengan una alcancía con frases inspiradoras. De esta forma sabrán que lo mejor siempre está por venir. 

Vendan pan de plátano. Clic aquí.



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Soy Fernando. A los 27 años me mudé a la Ciudad de México con un montón de miedos que se han ido quitando conforme pasa el tiempo. Cito a Colima en casi todas mis conversaciones.
Twitter: @NandoDeOca
Instagram: @NandoDeOca