Cuándo llegas a un restaurante, es de suma importancia el ambiente que se busca. En este caso fue mi aniversario, dónde me atrapó la luz tenue, la música tranquila y sobre todo el servicio que cumplió mis expectativas, especialmente en el momento en el que me sorprendieron con un arreglo floral solo para nuestra mesa. La velada fue romántica como lo esperaba; las entradas -recomendadas por nuestro mesero “Fermin” quien muy amable y atento estuvo al pendiente de nuestra orden- fueron espectaculares para comenzar con el pie derecho nuestro encuentro gastronómico; un taco de lechón tierno y crocante a la vez, una empanada de camarón con queso, en la cuál el sutil sabor del marisco combinado con el queso ya la cubierta crujiente fue una delicia y el taco de Marlin fresco y de delicado sabor maridados con unas bebidas excelentes, indicaron que lo mejor estaba por venir. Y en efecto, los platos fuertes no se quedaron atrás, mi Rib-Eye fue cocinado “Al punto”, por lo tanto, tenía un color rosado al centro, pero perfectamente sellado por fuera; el acompañamiento fue estupendo e incluyó papas salteadas con romero, que por cierto, para mi punto de vista tenían bastante aroma, el cual no te deja disfrutar plenamente de la guarnición; se equilibró con una ensalada que iba perfecto con mi Rib, la hamburguesa de mi novio tenía un tamaño agradable para un comensal, acompañado de papas a la francesa caseras y por su puesto, un pan rústico que hace la diferencia en una hamburguesa común.
Las bebidas para el plato fuerte fueron la recomendación de la casa, consistían en la cerveza artesanal para maridar la hamburguesa, y un vino tinto casero con un sabor excelente; mi parte favorita fue el detalle del postre, en el que nos ofrecieron un pastel de zanahoria adornado con un “Feliz Aniversario”; se trata de tener experiencias agradables para regresar a un restaurante y en mi caso el aniversario fue una experiencia atenta, deliciosa y amena.
Chef. Adriana Álvarez
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