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domingo, 20 de agosto de 2017

Leyenda de la Cruz Gorda Por Juan Vaca Pulido. Se cuenta que a finales del siglo XVII, ya formado el pueblo de San Francisco de Almoloyan en torno al convento franciscano, con nahuales o indígenas llevados de Almolonía, Nahualapa, Tecocitlán y Juan de Chiapa, hubo personas que, a pesar de la labor catequizadora de los frailes, no siguieron puntualmente las enseñanzas evangélicas, sino que llevaron una vida desordenada y de acuerdo a las costumbres de sus antepasados, como sucedió con un individuo llamado Francisco Pérez, quien vivía por el rumbo de Zacamachantla (hoy potreros de la Campana), el cual casi a diario llegaba a casa, hecha de zacate, bastante noche y bajo los efectos del vino, de aquel sabroso que fabricaban los vecinos de Colima con aguamiel extraída de las inflorescencias de la palma de coco y que llegó a ser una gran industria colimota junto con la de sal y de panocha o piloncillo. Y después de repetir aquel individuo tantas veces su desedificarte comportamiento, una oscura noche, luego de pasar por un lado del monasterio diciendo improperios en contra de los frailes allí recluidos, al pasar por ese lugar que hoy lleva el nombre de Cruz Gorda, intempestivamente suscitó un fuerte ventarrón que lo levantó dejándolo en la copa de un corpulento árbol, tal vez higuera, parota o huicilacate de los que abundaban en dicho sitio, donde permaneció por el resto de la noche sin poder dormir ni descansar. Al día siguiente, unos campesinos que pasaban por allí oyeron la lamentosa voz de un hombre que pedía auxilio para poder desprenderse de aquel tupido ramaje. Uno de ellos se subió al árbol, amarró al hombre con una soga y poco a poco lo hizo descender hasta que pudo pisar tierra firme. Cuando ya quedó libre, agradeció la acción a los campesinos, y empezó a caminar con dificultad. La gente que se percato del suceso, empezó a creer y a comentar que todo aquello había sido obra del diablo, por lo que decidieron desramar aquel frondoso árbol dejándole a una altura considerable dos ramas sin hojas, las cuales formaban una Cruz Gorda y desde entonces así se le conoce a ese barrio cercano al de San Francisco de Almoloyan. August 20, 2017 at 02:35PM


Colima Antiguo http://ift.tt/2wmvzwL Leyenda de la Cruz Gorda Por Juan Vaca Pulido. Se cuenta que a finales del siglo XVII, ya formado el pueblo de San Francisco de Almoloyan en torno al convento franciscano, con nahuales o indígenas llevados de Almolonía, Nahualapa, Tecocitlán y Juan de Chiapa, hubo personas que, a pesar de la labor catequizadora de los frailes, no siguieron puntualmente las enseñanzas evangélicas, sino que llevaron una vida desordenada y de acuerdo a las costumbres de sus antepasados, como sucedió con un individuo llamado Francisco Pérez, quien vivía por el rumbo de Zacamachantla (hoy potreros de la Campana), el cual casi a diario llegaba a casa, hecha de zacate, bastante noche y bajo los efectos del vino, de aquel sabroso que fabricaban los vecinos de Colima con aguamiel extraída de las inflorescencias de la palma de coco y que llegó a ser una gran industria colimota junto con la de sal y de panocha o piloncillo. Y después de repetir aquel individuo tantas veces su desedificarte comportamiento, una oscura noche, luego de pasar por un lado del monasterio diciendo improperios en contra de los frailes allí recluidos, al pasar por ese lugar que hoy lleva el nombre de Cruz Gorda, intempestivamente suscitó un fuerte ventarrón que lo levantó dejándolo en la copa de un corpulento árbol, tal vez higuera, parota o huicilacate de los que abundaban en dicho sitio, donde permaneció por el resto de la noche sin poder dormir ni descansar. Al día siguiente, unos campesinos que pasaban por allí oyeron la lamentosa voz de un hombre que pedía auxilio para poder desprenderse de aquel tupido ramaje. Uno de ellos se subió al árbol, amarró al hombre con una soga y poco a poco lo hizo descender hasta que pudo pisar tierra firme. Cuando ya quedó libre, agradeció la acción a los campesinos, y empezó a caminar con dificultad. La gente que se percato del suceso, empezó a creer y a comentar que todo aquello había sido obra del diablo, por lo que decidieron desramar aquel frondoso árbol dejándole a una altura considerable dos ramas sin hojas, las cuales formaban una Cruz Gorda y desde entonces así se le conoce a ese barrio cercano al de San Francisco de Almoloyan.

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