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lunes, 25 de septiembre de 2017

Los sismos no pueden predecirse: experto #UdeC





*“No sabemos ni lugar, hora, sitio ni magnitud del siguiente sismo. Son procesos que ocurren a una gran profundidad y todavía no tenemos instrumentación que pueda hacer mediciones allí dentro”, añadió el investigador Raúl Arámbula.
Durante una charla para explicar lo que técnicamente sucedió en los sismos del pasado 7 y 19 de septiembre, el investigador de la Universidad de Colima y director del Centro de Investigaciones Vulcanológicas, Raúl Arámbula Mendoza fue contundente en afirmar que los sismos no se pueden predecir.
“No sabemos ni lugar, hora, sitio ni magnitud del siguiente sismo. Son procesos que ocurren a una gran profundidad y todavía no tenemos instrumentación que pueda hacer mediciones allí dentro”, dijo.
La charla informativa y de divulgación dirigida al público en general y a personas interesadas se llamó “Los sismos recientes en México”, un conversatorio donde también participaron la experta vulcanóloga Dulce Bracamontes y el coordinador general de Investigación Científica, Alfredo Aranda Fernández, también investigadores universitarios.
Arámbula Mendoza explicó que hubo un problema con la localización inicial del sismo del martes 19 de septiembre, que tuvo su epicentro entre Puebla y Morelos y del cual se dijo que fueron dos sismos.
Explicó que el Servicio Sismológico Nacional cuenta con algoritmos para localizar el sismo de forma automática e inmediatamente lo localizó en Puebla. Minutos después fue revisado por un sismólogo analista que corrigió la ubicaron del único sismo, en Morelos.
Sobre el sismo del 7 de septiembre pasado dijo que a pesar que ocurrió en las costas de Chiapas, los mayores daños fueron en Oaxaca; “esto se debió a un proceso de directividad de las ondas sísmicas; al parecer, la ruptura de la placa tectónica se dirigió rumbo a Oaxaca”.
Arámbula, quien también es responsables de la Red de Monitoreo Sísmico del Estado de Colima (RESCO), dijo que gracias a la nueva instrumentación instalada desde el sismo de 1985, “los vulcanólogos y sismólogos podemos obtener mapas de intensidades automáticos, así que al llegar las ondas sísmicas a los acelerómetros de las redes de monitoreo se calculan las intensidades”.
Los sitios de mayor intensidad, precisó, “nos indicarán los sitios de los principales daños, por ello son herramientas muy importantes para las autoridades de protección civil. Con ellas se pueden enviar los servicios de emergencia y rescate de manera puntual”.
Otro mapa que mostró el investigador fue el realizado por el Servicio Geológico de Estados Unidos, donde que muestra la intensidad del sismo, así como la cantidad de personas que lo sintieron.
Los del Servicio Geológico de EU ponen la intensidad de 7, catalogada como “muy fuerte” y dice que 2 millones de personas lo sintieron, mientras que la intensidad de 6, que ellos consideran “fuerte”, fue sentida por 19 millones de personas, “y eso es toda la Ciudad de México”.
También mostró el mapa del antiguo lago de Texcoco, donde se asienta parte de la Ciudad de México, correlacionado el mapa con datos de los puntos que fueron afectados en la Ciudad de México.
Respecto a respecto a Colima, Raúl Arámbula enlistó los últimos sismos sentidos. Inició con el del 3 de junio de 1932, de magnitud 8.2 y el de junio 18 en 1932 (magnitud 7.8), un sismo que generó la llamada “ola verde”.
Aquí señaló la discusión sobre estos dos sismos. Al parecer, con el sismo de menor intensidad hubo un deslizamiento en el talud dentro del mar que generó el tsunami de 10 metros y afecto a Cuyutlán, lo que no sucedió con el sismo posterior de magnitud 8.2.
Años después fue el sismo de del 15 de abril de 1941, de magnitud 7.6, del que no se tienen muchos datos y se debe investigar, enfatizó. Los siguientes fueron el 30 de enero del 73, de magnitud 7.6, después el 9 de octubre en 1995, de magnitud 8.0, con afectaciones en Manzanillo, y el último del 21 de enero de 2003, que también fue 7.6 y en el que perecieron 21 personas.
Arámbula también coincide en que la alerta sísmica para Colima no es útil porque vivimos muy cerca de donde se producen los sismos, a diferencia de ciudades grandes donde tienen 50 segundos de alerta previa, como la Ciudad de México.