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domingo, 25 de marzo de 2018

Dicen cómo Neoliberalismo impacta en la academia. #UdeC








* Fue a partir de 1970 cuando el gobierno federal comenzó a interesarse por apoyar el desarrollo de la investigación científica: Sergio López.

El profesor de la Facultad de Psicología de la Universidad de Colima, Sergio López Molina, impartió la conferencia “La producción científica en México. Una visión de la subcultura del neoliberalismo académico”, como parte de la Expo Neuro 2018.

Expo Neuro 2018, “Aportaciones de las neurociencias y la psicología a la vida cotidiana”, es organizado por la Facultad de Psicología de la UdeC y la Universidad del Valle de Atemajac (UNIVA). Esta conferencia se realizó en instalaciones de la UNIVA.

Sergio López dijo que entre los años 1929 y 1961, el fomento de la investigación científica por parte del gobierno no era una prioridad y que el impulso se daba mediante esfuerzos aislados de investigadores que gestionaban recursos con rectores. Sin embargo, durante este periodo, el Instituto Politécnico Nacional creó el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (CINVESTAV).

Entre 1962 y 1970, comentó, “se empieza a reconocer en el discurso oficial que la investigación científica es una actividad valiosa para las universidades, por lo cual en 1970 se crea el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología”.

Agregó que en 1984 se creó el Sistema Nacional de Investigadores (SNI), con el objetivo de reconocer la labor de las personas dedicadas a producir conocimiento científico y tecnología, y que el Programa de Estímulos al Desempeño del Personal Docente (ESDEPED) fue diseñado en 1990, utilizando criterios para definir un concepto de calidad profesional y el tiempo de dedicación a la investigación y la docencia.

Así, reseñó, se siguieron creando programas de evaluación a los profesores de las universidades públicas, como el Programa para el Desarrollo Profesional Docente para el Tipo Superior PRODEP. En 1998, además, se buscó la integración de los esquemas de financiamiento-eficiencia institucional mediante la planeación y cumplimiento de metas respecto a los avances en la calidad de programas, docentes y procesos educativos.

El profesor señaló que, de esta forma, el binomio evaluación-financiamiento permeó las universidades con dinámicas de evaluación de pares, incorporando términos relativos a la calidad en la educación superior, capacidad y competitividad académica, la eficiencia de procesos, la eficacia, la relevancia en los resultados con respecto a las expectativas y las demandas sociales.

Sergio López manifestó que en la actualidad el financiamiento se basa mayormente en indicadores de desempeño, y que el número de programas con distintos tipos de evaluaciones se ha incrementado notablemente, al igual que el personal administrativo para atenderlas. De igual modo, añadió que los esquemas de financiamiento diferenciado a partir de la obtención de resultados, pone en juego los recursos extraordinarios por los que compiten las universidades públicas, lo que ha generado una nueva dinámica.

Por todo lo anterior, dijo que el ámbito académico se ha convertido en un contexto competitivo en donde, por un lado, están los académicos buscando cumplir las metas planteadas en los indicadores de calidad y, por otro, los programas federales han aumentado los esquemas de evaluación y seguimiento del manejo eficiente de recursos.

Dijo que las nuevas reglas impactaron en las funciones propias de la investigación, apresurando los procesos de diseño y ejecución de proyectos e influyendo en la urgencia por generar productos.

Comentó que todo esto genera una subcultura del neoliberalismo académico, pues el gobierno federal ya propuso un cambio sobre la forma de hacer investigación y cómo tienen que ser los profesores, por lo que ocurrieron tres mutaciones: las útiles, que se refieren a profesores que aumentan su productividad, anteponen el bienestar institucional al personal, aumentando su desempeño y superando las expectativas de lo exigido.

Siguen las neutrales, esto es, académicos que hicieron cambios indispensables pero que no se obsesionaron por obtener el máximo de puntaje para lograr sobresueldos, conservando un equilibrio entre el compromiso institucional y los aspectos individuales.

Y por último, las mutaciones perjudiciales: académicos que analizaron las nuevas formas de trabajo encontrando la manera de sacarles la vuelta a las reglas para beneficio personal, sin importar el beneficio institucional ni el bienestar de la sociedad.