Los cambios climáticos de los últimos 60 años, algunos originados por la actividad humana, generan la extinción de glaciales en México y el mundo, advirtió el director del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Hugo Delgado Granados.
El también corresponsal mexicano del Servicio Mundial de Monitoreo de Glaciares de la Asociación Internacional de Ciencias Hidrológicas, de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), señaló que “conforme avance el calentamiento del planeta no habrá forma de parar la desaparición glaciar”.
Precisó que cuando hay un área cubierta por hielo y nieve, se forma una superficie blanca que refleja la radiación solar, pero si los glaciares retroceden y dejan la parte rocosa oscura al descubierto, ya no se refleja el calor sino se absorbe, por lo que cambia el microclima aumentando la temperatura local.
El glaciólogo mexicano destacó que una de las consecuencias de la desaparición de los glaciares es que las reservas de agua disminuyen, durante la época de secas los glaciares se funden a un ritmo mayor y alimentan a los arroyos, ríos y mantos acuíferos. Si no existe esa recarga de agua, se presenta un impacto negativo sobre la disponibilidad de agua en las zonas pobladas del país, cercanas a las montañas glaciadas.
Delgado Granados afirmó que los glaciares son testigos y evidencia de los cambios en el clima local y global. Las zonas industriales y urbanas provocan variaciones en el régimen de temperaturas y precipitaciones, debido a las emisiones de gases de efecto invernadero.
En todo el mundo, dijo, los glaciares muestran una tendencia generalizada a retroceder, incluso los que ocupan grandes extensiones están desapareciendo como parte de un proceso natural, pero acelerado por los cambios provocados por la actividad humana.
El académico de la máxima casa de estudios señaló que el glaciar mexicano declarado extinto es el que se encontraba en el Popocatépetl. Relató que a pesar de que todavía puede observarse que hay hielo en la cumbre, ya no tiene movimiento, alimentación o pérdida; es solamente un remanente del glaciar que existió en ese lugar.
Se refirió también al volcán Iztaccíhuatl que tiene algunos cuerpos de hielo, pero estimó que en unos cinco o 10 años solo estarán extintos. “Es difícil hacer un pronóstico exacto, pero si siguen los patrones de retroceso glacial se llegará a la desaparición”, dijo.
Destacó que el caso de El Pico de Orizaba es diferente, ya que se encuentra en un lugar más alto y, por tanto, lejano de zonas industriales como es el caso del Popocatépetl y del Iztaccíhuatl que están a lado de la Ciudad de México y Puebla. Al estar a 5 mil 570 metros sobre el nivel del mar, estimó el especialista, el sistema de alimentación glacial de El Pico de Orizaba puede sobrevivir algunas décadas más.
Fuente: Notimex