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jueves, 7 de junio de 2018

#Perfiles Patricia Julio Miranda: ser mujer de ciencia en el siglo XXI




Patricia Julio Miranda es licenciada en geografía por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y doctora por el Instituto de Geografía de la misma universidad, especialista en geociencias; desde diciembre de 2017 coordina la licenciatura en arqueología de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), de cuya planta docente ella es la única mujer.

En su oficina de la UASLP, se describe primero como una profesora de tiempo completo en la institución, adscrita a la licenciatura en arqueología. Sin embargo, ella es especialista en ciencias de la Tierra. Y antes de preguntarle cómo es que una geocientífica terminó dirigiendo el destino de los jóvenes que ingresan a dicha carrera, indago sobre su pasado. ¿Cómo es que se interesó por las ciencias de la Tierra?

“Yo también me lo he preguntado. ¿Por qué me gustan tanto las geociencias? Tal vez tenga que ver con que siempre he tenido el interés de estar afuera. Y desde que llevé geografía en la secundaria, hablando de este tipo de cosas, a mí me parecía súper interesante la materia y siempre me imaginé conociendo lugares. Entonces creo que el gusto por los espacios exteriores, no estar en oficinas o en interiores, tuvo que ver”.

Cuando cursaba la secundaria le tocó vivir una época en la que los tres años la geografía se enseñaba desde diferentes enfoques, primero desde la perspectiva global y nacional para luego abarcar las vertientes económicas y humanas.

Para ella esa base geográfica fue definitiva para elegir lo que quería hacer con su futuro. Y es que siempre tuvo el sueño de convertirse en profesionista. “Y cuando llegó el momento de decidir, el asunto clave fue elegir una carrera que me permitiera salir y conocer lugares”.

Aunque como todos cuando niños, la geografía no era su única opción. “Cuando era pequeña quería ser muchas cosas. Por ejemplo, me acuerdo mucho que quería ser banquera. Mi mamá me preguntaba por qué, y yo le decía: 'Pues es que tienen mucho dinero'”, comenta entre risas.

Luego cuenta que la biología marina fue otra opción. Pero no saber nadar y su profundo respeto al mar no la hicieron sentir muy segura de tomar ese camino.

“Y finalmente, al entrar al CCH también me llamó la atención la arqueología. Siempre me han llamado la atención las zonas arqueológicas. Pero esto lo platico como broma sobre la forma en cómo decidí geografía, me dije que los arqueólogos no tienen mucho trabajo, entonces mejor estudio geografía, ¿no? Cuando, claro, asumí que los geógrafos lo tenían”, dice mientras reímos juntos.

Patricia Miranda realizó toda su carrera académica en la Ciudad de México, así como en la UNAM. Pero le tocó averiguar por sí misma las ventajas de entrar a una preparatoria o a un CCH.

De geografía, ciencias de la Tierra y vulcanología

Sobre qué la enganchó de la geografía, comenta que descubrió que la disciplina es bastante amplia y, a pesar de conocer sus diferentes aristas, la parte física capturó su atención.

“Me llaman mucho la atención los temas sobre geomorfología, geología, etcétera. Tomé materias y optativas que me permitieron egresar especializada en geografía física. Y creo que tuve maestros que nos motivaron mucho y que amaban lo que hacían. Eso lo transmitían y tuvo mucho que ver”.

Entonces reveló que siempre quiso ser una investigadora, y esto le quedó claro en una curiosa anécdota que vivió durante el curso de metodología de la investigación, donde el profesor preguntó quién quería ser investigador. “Yo asumí que todo el mundo quería serlo, así que levanté la mano y cuando miro a mi alrededor veo que nadie más la había levantado. El profesor dijo: 'Entonces los demás, ¿qué hacen aquí?'”.

Esto devino en que la joven estudiante optara por titularse mediante la elaboración de una tesis. Fue entonces que lancé la pregunta más incómoda que puede hacerse a una tesista: ¿de qué se trató?

Pero antes, advierte mientras ríe, tiene que contarme algo. Y es que una vez que terminó la licenciatura encontró trabajo como maestra de geografía en una preparatoria. Pero su incursión en la docencia había comenzado tiempo atrás, ya que la UNAM tenía un programa de educación para los adultos trabajadores de la universidad, en colaboración con el Instituto Nacional de Educación para Adultos.

“Entonces yo daba clases a los trabajadores de otras facultades en mi último año, y como no había becas ni en los institutos de investigación, y no quise ser una carga para mis papás, descuidé la tesis y la dejé. Así que estuve cerca de diez años fuera de la universidad. Diez años después regresé y terminé mi tesis”, dice mientras sonríe.

Su director de tesis fue el vulcanólogo Hugo Delgado, quien actualmente es el director del Instituto de Geofísica de la UNAM, a cuyo lado trabajó el tema de la morfometría de cierto tipo de volcanes, el estudio de su geometría.

“Posteriormente hice mis posgrados en ciencias de la Tierra, adscrita a un proyecto junto con él. Eso es muy padre. A mis alumnos les cuento que yo viví en el instituto desde la maestría. Me tocaron muchas experiencias geniales con mi director, por ejemplo, en la medición de gases volcánicos en el Popocatépetl”.