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miércoles, 6 de junio de 2018

Se estima que México hay 20 mil nuevos casos de cáncer de mama cada año; En Colima se buscan mecanismos de detección anticipada de esa enfermedad




Aunque México no cuenta todavía con un registro nacional de cáncer, diversas fuentes estiman que en la actualidad hay en el país 20 mil nuevos casos de cáncer de mama cada año, comenta el jefe del Departamento de Tumores Mamarios del Instituto Nacional de Cancerología (Incan), Juan Enrique Bargalló Rocha. 

Mientras que a nivel internacional en todas las regiones del mundo se ha incrementado el número de casos nuevos de cáncer de mama, pero en los países desarrollados el aumento anual es de 1.5 por ciento y en países con economías emergentes como México es prácticamente cuatro veces más. 

“No quiere decir que en estos últimos necesariamente se está haciendo algo mal; la razón fundamental es porque tenemos una muy mala estadística, no tenemos un registro nacional de cáncer, se está construyendo ahora, se está implementando el programa nacional de prevención y control de cáncer, entonces nuestros números los tomamos de diferentes fuentes de información, pero se acercan a la realidad”, expone Bargalló Rocha. 

Investigación en Colima 

El fisiólogo Ricardo Antonio Navarro Polanco coordina desde la Universidad de Colima (Ucol) un proyecto de investigación científica encaminado a establecer mecanismos de detección anticipada de esa enfermedad, lo que contribuiría a lograr una mayor efectividad en los tratamientos y a disminuir la incidencia de la mortalidad por esa causa. 

Integrante del Centro Universitario de Investigaciones Biomédicas (CUIB) de la casa de estudios, se muestra optimista ante los hallazgos realizados hasta ahora en torno a las reacciones de las células cancerosas frente a un tipo de proteínas conocidas como canales iónicos. 

En entrevista con la Agencia Informativa Conacyt, el investigador estima que este proyecto abriría la posibilidad de detectar, mediante una simple prueba sanguínea, el inicio de un proceso de cáncer de mama, aun antes de que esto sea visible a través de los estudios tradicionales actuales, como la mastografía. 

Explica: “Es algo muy parecido a lo que pasa con el diagnóstico del antígeno prostático: si logramos saber mediante una muestra de sangre o de tejido que hay un incremento anormal de cierta proteína, esto nos va a decir que ya empezó un proceso (…) A lo mejor todavía no vemos en la mamografía una masa bien definida, a lo mejor todavía no lo sentimos, pero podemos atacarlo con mucha antelación”. 

“Ahora estamos todavía a nivel de laboratorio, pero la idea es que en un segundo momento tenemos que corroborar si lo que encontramos en el laboratorio también ocurre en las personas; en este caso está involucrado un centro hospitalario de la Ciudad de México porque son muchos los pacientes y es más fácil obtener las muestras”. 

Entre los diferentes tipos de cáncer de mama, refiere el académico, fue elegido para la investigación el que se conoce como triple negativo, considerado el más agresivo, que representa alrededor de 20 por ciento de los casos, por lo general ataca a mujeres jóvenes y es el que más reincidencia tiene, pues después de que las personas afectadas han seguido el tratamiento y aparentemente vencieron la enfermedad, esta suele reaparecer con el paso de los años. 

La actual investigación, juegan un papel muy importante los canales iónicos, un tipo de proteínas generadoras de las señales eléctricas que regulan la actividad celular en todos los seres vivos, y cuando no funcionan adecuadamente pueden generar múltiples patologías, síntomas diversos dentro de una línea muy grande, un campo nuevo que se llama canalopatías, esto es, enfermedades que se derivan de la disfuncionalidad de estas proteínas. 

A lo largo de la etapa experimental de la investigación, se ha provocado la interacción de varios tipos de canales iónicos con cultivos de células sanas y cancerosas —estas últimas en sus diferentes estadios— con el propósito de evaluar las reacciones en cada uno de los casos. 

Resultados preliminares 

“Lo que encontramos a mí me sorprendió, porque es muy dramática la desregulación, esto es, una célula cancerosa cambia totalmente la expresión de estas proteínas desde el primer momento, pero hubo resultados en los dos sentidos: hay canales que con el cáncer incrementan su expresión, lo que significa que a la célula cancerosa de alguna manera le gustan esos canales, le gusta tenerlos para alguna cosa, ¿cuál?, no sabemos todavía, pero ahí se desarrolla. Hay otros en los que pasa todo lo contrario, la célula no quiere tener la presencia de esos canales para nada, entonces suprime totalmente su presencia, y también hay canales que no cambian, hay de todo, esos uno supone que no están involucrados en nada”. 

De manera especial, dice el investigador, frente a las células cancerosas un canal se incrementó hasta 15 mil 800 veces en relación con las células sanas, lo que “nos interesó porque quiere decir que hay una relación directa entre la cantidad de proteínas de este canal en zonas cancerosas y conforme se malignizan las células este se incrementa cada vez más, a la vez que hay otros canales que se inhiben hasta 800 veces menos, lo que significa que no los quiere la célula cancerosa”. 

Lee el reportaje completo en Agencia Informativa Conacyt