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jueves, 12 de julio de 2018

Acostumbrarse a las distancias. Un provinciano en la ciudad por Fer Montes de Oca.

Foto: @NandoDeOca



En Colima, si el reloj marca las 10:00 de la mañana y tu reunión es a las 11:00, aún puedes preparar un café y tomártelo con calma. En la Ciudad de México no funciona así. En mi agenda del teléfono todavía tengo 4 números distintos de Radio Taxis colimotes, y hace meses que cambié Chofer Pro por Uber y Cabify. Sin embargo, aquí, un vehículo de estas características no te va a salvar de llegar tarde si ya vas retrasado. Eso lo aprendí a la mala una mañana de sábado a las pocas semanas de haber llegado. Tenía 30 minutos para llegar al Centro Histórico y en mi cabeza resultaba más obvio tomar un Uber que el Metro. Error. Si quieren llegar rápido a un lugar en hora pico, tomen el Metro; si quieren llegar medianamente rápido, tomen el Metrobús; si quieren llegar tarde pero sin llegar todo apabullado por las multitudes, tomen Uber o Cabify.
Según el Informe de Uso Global de Transporte Público, generado por la aplicación Moovit, la Ciudad de México ocupa el tercer lugar de las urbes latinoamericanas en las que los ciudadanos pasan más tiempo a bordo del transporte público: 88 minutos diarios en promedio. Algunos más suelen durar hasta dos horas para llegar de su casa al trabajo, o viceversa. El 82 % de los capitalinos realizan por lo menos un transbordo por viaje cuando utilizan el Metro, mientras que el 34 % debe realizar dos transbordes al día. En mi caso, para llegar al trabajo: tres metrobúses diarios, pero de distancias cortas, solo paso 55 minutos en ellos, ¿un viaje de Comala a la Laguna La María, no?
¿Quién pide el Uber?
Es una frase de todos los días. La escuchas en la oficina, en la calle, en tu edificio. Los taxis sardina no funcionan acá, o por lo menos no me han tocado. Existen soluciones más civilizadas para eso: pedir una Van. Sí, el otro día unos compañeros y yo salimos y como éramos 5, una camioneta pasó por nosotros. Vaya, no es que esté descubriendo el hilo negro de los servicios de transportación privada, simplemente se los comparto porque, hasta donde me quedé, la app equivalente a Uber en Colima aún no ofrece este servicio. También pueden compartir la tarifa, compartir la ubicación de tu viaje para mayor seguridad y, si se portan bien, ser un cliente VIP.

 
A veces uno toma un Uber, llega a un lugar, el plan se cambia y al final terminas tomando como cinco Ubers durante la noche.
La playa queda muy lejos.
Dejando de lado las distancias dentro de la Ciudad, también puedo resaltar aquellas que quedan aún más lejos: como la playa. El otro día, quizá bajo el efecto de varias cervezas, alguien puso “Mar: lo que siento” de Bomba Estéreo. Hubieran visto lo sentimental que me puse. Sentir que la arena queda a varias horas me hizo extrañar mi casa. Tampoco es que los colimenses nos la pasemos echados tomando el sol, pero en más de una ocasión mis amigos y yo tomamos el carro y nos fuimos a Manzanillo a pasar el rato. Si no me equivoco, Acapulco es uno de los puntos más cercanos, según mi Google Maps: 4 horas y 29 minutos. Y a mí, por el momento, no me apetece visitar las carreteras de Guerrero.




Acostumbrarse.
Soy afortunado al hacer solo 110 minutos de mi casa al trabajo (ida y vuelta). También lo soy al no tomar el Metro en ninguna de las horas pico del día: entre las 7 y las 10 de la mañana y las 6 y las 8 de la noche. Tengo también la fortuna de vivir en un lugar céntrico, prácticamente en la zona norte del sur de la Ciudad. Si algún momento deciden mudarse para acá, les recomiendo que chequen muy bien cuáles son las distancias que tendrán que recorrer todos los días y hacerse a la idea de que durarán mucho tiempo sentados, si bien les va, en el transporte de su preferencia.
Recomendación: ¡tengan muchos libros a la mano!





Soy Fernando. A los 27 años me mudé a la Ciudad de México con un montón de miedos que se han ido quitando conforme pasa el tiempo. Cito a Colima en casi todas mis conversaciones.
Twitter: @NandoDeOca
Instagram: @NandoDeOca