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domingo, 29 de julio de 2018

LAS VIEJAS TIENDAS…….. De a tiro, nos llega la nostalgia, cuando recordamos aquellas viejas tiendas en las que nuestros padres y abuelos se surtieron hace más de 40 años, y eran misceláneas que ya tenían otro tanto de existencia en aquel tiempo. Tenían un corte clásico, una vieja estantería de madera, un mostrador también hecho de madera, un montón de chiquigüites con las frutas y verduras, y un rancio olor a lejía. En esas tiendas, que propiamente eran almacenes, se vendía de todo: abarrotes, jarciería, granos, fruta, verdura, pan y hasta medicamentos. Una de estas tiendas muy reconocida era la de don Juan Delgado, que estaba ubicada entre las calles Aquiles Serdán y J. Merced Cabrera. Don Juan vendía de todo y los pobladores de las localidades del oriente del Municipio llegaban con él a surtirse y a echarse sus “changos,” que eran coca-cola a la que agregaban un decilitro de tuxca. Vendía también mucho carbón, y cuando estábamos chiquillos, nos gustaba ir a la tienda porque los rancheros cuando iban a ponerle el tuxca a su botella, nos daban la coca para que nosotros le tomáramos tantito y así poder agregarle el espirituoso líquido; eso ocurría a medio día y panzoncitos de refresco nos íbamos a nuestras casas y regresábamos por la tarde, ya que Licho, la hija de don Juan, nos regalaba las boronas de pan que quedaban en el canasto. A la muerte de don Juan Delgado, la tienda continuó siendo atendida por Licho, su hija, quien nunca se casó y la mantuvo hasta su muerte. Recordamos mucho a don Juan por hablantín y ocurrente, era clásico oírle decir cuando alguien llegaba a comprar leña y le decía: “No, don Juan, la leña está verde y no va a arder”, don Juan les contestaba con un vozarrón: “Arden las habladas, cuantimás la leña”. July 29, 2018 at 02:44PM


Colima Antiguo https://ift.tt/2uYyF7O LAS VIEJAS TIENDAS…….. De a tiro, nos llega la nostalgia, cuando recordamos aquellas viejas tiendas en las que nuestros padres y abuelos se surtieron hace más de 40 años, y eran misceláneas que ya tenían otro tanto de existencia en aquel tiempo. Tenían un corte clásico, una vieja estantería de madera, un mostrador también hecho de madera, un montón de chiquigüites con las frutas y verduras, y un rancio olor a lejía. En esas tiendas, que propiamente eran almacenes, se vendía de todo: abarrotes, jarciería, granos, fruta, verdura, pan y hasta medicamentos. Una de estas tiendas muy reconocida era la de don Juan Delgado, que estaba ubicada entre las calles Aquiles Serdán y J. Merced Cabrera. Don Juan vendía de todo y los pobladores de las localidades del oriente del Municipio llegaban con él a surtirse y a echarse sus “changos,” que eran coca-cola a la que agregaban un decilitro de tuxca. Vendía también mucho carbón, y cuando estábamos chiquillos, nos gustaba ir a la tienda porque los rancheros cuando iban a ponerle el tuxca a su botella, nos daban la coca para que nosotros le tomáramos tantito y así poder agregarle el espirituoso líquido; eso ocurría a medio día y panzoncitos de refresco nos íbamos a nuestras casas y regresábamos por la tarde, ya que Licho, la hija de don Juan, nos regalaba las boronas de pan que quedaban en el canasto. A la muerte de don Juan Delgado, la tienda continuó siendo atendida por Licho, su hija, quien nunca se casó y la mantuvo hasta su muerte. Recordamos mucho a don Juan por hablantín y ocurrente, era clásico oírle decir cuando alguien llegaba a comprar leña y le decía: “No, don Juan, la leña está verde y no va a arder”, don Juan les contestaba con un vozarrón: “Arden las habladas, cuantimás la leña”.

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