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martes, 28 de agosto de 2018

LA FIESTA DE LA SALUD. Historia Pintoresca de Colima. 1939. Dr. Miguel Galindo. Al llegarse el día de la Candelaria o de La Salud, el barrio de este nombre en donde está el templo construido con y por la voluntad del pueblo para venerar a la Virgen María bajo la advocación citada se vestía de gala. Desde con días antes de comenzar el novenario, salían a repartir invitaciones unos comisionados formando numerosa procesión los acompañantes que llevaban por descubierta de caballería a tres ángeles montados en hermosos caballos y llevando el extremo de largos listones pendientes por el otro de un estandarte que iba detrás de ellos; música alegre acompañaba la procesión y además la chirimía y el tambor. Estos habían comenzado desde la madrugada, acompañaban a la procesión por la tarde y continuaban por la noche recorriendo las calles hasta las nueve o diez horas. Los. demás días del novenario continuaban estos instrumentos haciendo lo mismo madrugada y noche hasta que terminaban los festejos con los últimos rezos del día de la Candelaria. Desde que comenzaba el novenario el barrio se engalanaba. Cada vecino ponía su farol o sus faroles en el frente de sus casas. Las calles del frente del templo y las adyacentes, muy especialmente la de la Corregidora, casi cubrían el cielo con lazos de faroles de todos tamaños y figuras. Había algunos graciosos como uno en que circulaban figuras de sombras en incansable volantín. Las puertas de las casas florecían diariamente. Al obscurecer los millares de farolillos venecianos que hacían un enorme conjunto de luminosa variedad de figuras y colores. Los vendedores de frutas y otros comestibles abundaban: el "tostado y dorado" era gritado constantemente. El pinole y las pepitas de calabaza tostadas eran comidos por todos. Los puestos de cañas como pabellones de armas de fuego en el vivac ostentaban, en vez de bayonetas, sus penachos de esmeralda, jícamas y naranjas invitaban a comerlas unidas y picadas en sabroso "pico de gallo". Las mesas de sopitos y enchiladas despertaban el hambre con sus olores apetitosos. Las calles se ponían intransitables. El movimiento era intenso. el murmullo social revelaba alegría y entusiasmo expresado constantemente con el constante disparo de cámaras y cohetes de luces. El penúltimo día por la noche, el templo se iluminaba de modo profuso y característico; las vísperas: todo el ámbito del templo en la parte superior, estaba cuajado de luces pendientes de alambrillos invisibles, dando la impresión de estar flotando en el espacio sostenidas por si mismas. Abajo la multitud se apiñaba y rezaba. Por fin, en el día siguiente, el más solemne, había pot la tarde procesión por las calles principales, y en ella numerosas “'andas" con representaciones de pasajes bíblicos hechos de carne y hueso, es decir, representados por personas vivas. Las "andas" principales eran para la representación de la Virgen. En algún año se escogió a la señorita Adela Merodio, se le coronó con corona de estrellas. se le acompañó de ángeles. Mientras ésta transcurría por las calles formada por apretada multitud sus directores rezaban coreados por el grupo más cercano. Imagen: Calle Corregidora en las Fiestas de La Salud. Colima, Col. Ca. 1930. Foto-postal. August 28, 2018 at 09:22AM


Colima Antiguo https://ift.tt/2LxN6oR LA FIESTA DE LA SALUD. Historia Pintoresca de Colima. 1939. Dr. Miguel Galindo. Al llegarse el día de la Candelaria o de La Salud, el barrio de este nombre en donde está el templo construido con y por la voluntad del pueblo para venerar a la Virgen María bajo la advocación citada se vestía de gala. Desde con días antes de comenzar el novenario, salían a repartir invitaciones unos comisionados formando numerosa procesión los acompañantes que llevaban por descubierta de caballería a tres ángeles montados en hermosos caballos y llevando el extremo de largos listones pendientes por el otro de un estandarte que iba detrás de ellos; música alegre acompañaba la procesión y además la chirimía y el tambor. Estos habían comenzado desde la madrugada, acompañaban a la procesión por la tarde y continuaban por la noche recorriendo las calles hasta las nueve o diez horas. Los. demás días del novenario continuaban estos instrumentos haciendo lo mismo madrugada y noche hasta que terminaban los festejos con los últimos rezos del día de la Candelaria. Desde que comenzaba el novenario el barrio se engalanaba. Cada vecino ponía su farol o sus faroles en el frente de sus casas. Las calles del frente del templo y las adyacentes, muy especialmente la de la Corregidora, casi cubrían el cielo con lazos de faroles de todos tamaños y figuras. Había algunos graciosos como uno en que circulaban figuras de sombras en incansable volantín. Las puertas de las casas florecían diariamente. Al obscurecer los millares de farolillos venecianos que hacían un enorme conjunto de luminosa variedad de figuras y colores. Los vendedores de frutas y otros comestibles abundaban: el "tostado y dorado" era gritado constantemente. El pinole y las pepitas de calabaza tostadas eran comidos por todos. Los puestos de cañas como pabellones de armas de fuego en el vivac ostentaban, en vez de bayonetas, sus penachos de esmeralda, jícamas y naranjas invitaban a comerlas unidas y picadas en sabroso "pico de gallo". Las mesas de sopitos y enchiladas despertaban el hambre con sus olores apetitosos. Las calles se ponían intransitables. El movimiento era intenso. el murmullo social revelaba alegría y entusiasmo expresado constantemente con el constante disparo de cámaras y cohetes de luces. El penúltimo día por la noche, el templo se iluminaba de modo profuso y característico; las vísperas: todo el ámbito del templo en la parte superior, estaba cuajado de luces pendientes de alambrillos invisibles, dando la impresión de estar flotando en el espacio sostenidas por si mismas. Abajo la multitud se apiñaba y rezaba. Por fin, en el día siguiente, el más solemne, había pot la tarde procesión por las calles principales, y en ella numerosas “'andas" con representaciones de pasajes bíblicos hechos de carne y hueso, es decir, representados por personas vivas. Las "andas" principales eran para la representación de la Virgen. En algún año se escogió a la señorita Adela Merodio, se le coronó con corona de estrellas. se le acompañó de ángeles. Mientras ésta transcurría por las calles formada por apretada multitud sus directores rezaban coreados por el grupo más cercano. Imagen: Calle Corregidora en las Fiestas de La Salud. Colima, Col. Ca. 1930. Foto-postal.

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