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Universidad de Colima

domingo, 2 de septiembre de 2018

LAS DILIGENCIAS en el CAMINO REAL DE COLIMA. El Presidente Manuel de la Peña mandó ampliar el viejo camino "que pase por las faldas del volcán, por convenir a los intereses del pais"; fue puesto en servicio en 1849 para carretas y diligencias; desde la "Sangre de Cristo" hasta "Atenquique". Fuente AHMC. Ramón Mata Torres en su obra Las Garitas, los Mesones y Noticias de Guadalajara, describe: ‘Las garitas eran las puertas de entrada a Guadalajara, aquí se les cobraba a los arrieros el peaje que era una contribución destinada a la apertura y conservación de los caminos ocasionando molestias y malos ratos debido a las arbitrariedades de los recaudadores. Además detenían el tráfico y encarecían las mercancías. Entraban a diario entre otras cosas azúcar, arroz, aguardiente, vino mezcal, chile en petacones de varias calidades, harina, sal, tabaco, toda clase de frutas secas que se les llamaba pasadas, quesos, piñón, nueces, ropa, plata, fierro, vino y cueros’. Cada garita tenía sus peajeros que con ojo de águila aplicaban tarifas. En 1842 era un octavo de real por bestia de silla o carga que viniera en pelo, por cabra, carnero, oveja o borrico cargado con leña, de los cuales entraban centenares a diario con la robadera de los indios montaraces hasta que los dejaron rapados. Caballos, machos, mulas y yeguas pagaban un cuarto de real, y medio si entraban cargados. Leopoldo l. Orendáin continúa ‘para los carros se seguía el procedimiento de cobrar por ruedas a razón de tres octavos de real sobre cada una y dos reales las carretas’. ‘La cuota se doblaba para carruajes si eran tirados por dos bestias; pero si eran de cuatro ruedas pagaban un peso sin importar el número de caballerías que trajeran enganchadas. A fin de que los efectos quedaran amparados y como justificante de pago se extendían pases, guías, contraguías, recibos y boletas con los antecedentes y detalles necesarios para identificar la procedencia y calidad de lo que ocasionaba el impuesto fiscal. Sólo se movilizaban los productos que por su calidad admitían los recargos. Además debían soportar las bruscas maniobras de carga y descarga’. * A través de Ramiro Arredondo-Hernández Imagen: Diligencia llegando a Guadalajara. Ca. 1905. Fototeca Nacional del INAH Arq Miguel Villalpando September 02, 2018 at 09:17AM


Colima Antiguo https://ift.tt/2PqMKTh LAS DILIGENCIAS en el CAMINO REAL DE COLIMA. El Presidente Manuel de la Peña mandó ampliar el viejo camino "que pase por las faldas del volcán, por convenir a los intereses del pais"; fue puesto en servicio en 1849 para carretas y diligencias; desde la "Sangre de Cristo" hasta "Atenquique". Fuente AHMC. Ramón Mata Torres en su obra Las Garitas, los Mesones y Noticias de Guadalajara, describe: ‘Las garitas eran las puertas de entrada a Guadalajara, aquí se les cobraba a los arrieros el peaje que era una contribución destinada a la apertura y conservación de los caminos ocasionando molestias y malos ratos debido a las arbitrariedades de los recaudadores. Además detenían el tráfico y encarecían las mercancías. Entraban a diario entre otras cosas azúcar, arroz, aguardiente, vino mezcal, chile en petacones de varias calidades, harina, sal, tabaco, toda clase de frutas secas que se les llamaba pasadas, quesos, piñón, nueces, ropa, plata, fierro, vino y cueros’. Cada garita tenía sus peajeros que con ojo de águila aplicaban tarifas. En 1842 era un octavo de real por bestia de silla o carga que viniera en pelo, por cabra, carnero, oveja o borrico cargado con leña, de los cuales entraban centenares a diario con la robadera de los indios montaraces hasta que los dejaron rapados. Caballos, machos, mulas y yeguas pagaban un cuarto de real, y medio si entraban cargados. Leopoldo l. Orendáin continúa ‘para los carros se seguía el procedimiento de cobrar por ruedas a razón de tres octavos de real sobre cada una y dos reales las carretas’. ‘La cuota se doblaba para carruajes si eran tirados por dos bestias; pero si eran de cuatro ruedas pagaban un peso sin importar el número de caballerías que trajeran enganchadas. A fin de que los efectos quedaran amparados y como justificante de pago se extendían pases, guías, contraguías, recibos y boletas con los antecedentes y detalles necesarios para identificar la procedencia y calidad de lo que ocasionaba el impuesto fiscal. Sólo se movilizaban los productos que por su calidad admitían los recargos. Además debían soportar las bruscas maniobras de carga y descarga’. * A través de Ramiro Arredondo-Hernández Imagen: Diligencia llegando a Guadalajara. Ca. 1905. Fototeca Nacional del INAH Arq Miguel Villalpando

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