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Universidad de Colima

miércoles, 10 de octubre de 2018

Volví a Colima y mis rutinas ya no estaban. Un provinciano en la ciudad por Fer Montes de Oca. @nandodeoca

¿Han regresado a Colima después de estar fuera por mucho tiempo? Yo no. Sin embargo, volví para una fecha importante, por lo menos para mí: mi cumpleaños. 

Disfruté el inicio de mis 28, pero no pude evitar sentirme como si algo faltara. Quienes hayan pasado la mitad de los veintes, y vivido en un lugar pequeño como nuestro estado, sabrán que las personas eventualmente comienzan a tener grandes cambios: bebés, matrimonios, maestrías, viajes para encontrarle un sentido a la vida o mudanza por un nuevo trabajo. Bueno, todo esto lo padecí más en mi última visita. 

Aquí, algunas verdades que les pasarán cuando deciden volver a Colima como visitante. 

Los amigos de siempre ya no están.

Pocos de mis grandes amigos permanecen aún en Colima. La mayoría se han ido de ahí para estudiar en otro estado o en otro país; otros tantos decidieron mudarse con su pareja a otra ciudad. “Si estuviéramos todos aquí, tu casa nuestro nuevo lugar de reuniones”, le dije a Diego cuando fui a conocer dónde vivía. Internamente acepté que esas noches de juegos de mesa y cervezas en Colima habían terminado. 

Nota mental:Háganse a la idea de que quienes permanecen han encontrado otras rutinas en las que no formamos parte. 

Volver a casa como inquilino.

Antes de mudarme a la Ciudad de México viví con roomies durante 5 años. Ahora, la mayoría de las veces que he regresado de visita me he quedado con mi mamá y me resulta extraño, no porque no quiera estar ahí, sino por la falta de costumbre. Cada familia tiene sus reglas y deben adaptarse a ellas sin deciden quedarse en casa.

Todo continúa… sin ti.

Nuestra familia y amigos tienen horarios, compromisos y actividades en las que obviamente no estamos contemplados. Éstas no dejarán de realizarse solo por nuestra visita. 

La procrastinación se hace presente.

Con base en el punto anterior, debemos entretenernos por nuestra cuenta. Salir a pasear solos, o quedarnos a ver alguna serie en Netflix. Yo viví esto cuando visité Colima en las fiestas decembrinas pasadas: terminé de ver la quinta temporada de Black Mirror en tres días y en algún momento me pregunté ¿vine a Colima a ver series? Bueno, al parecer sí.

Formamos parte de nuevas historias.

En algún momento de mi vigésimo octavo cumpleaños extrañé estar en la Ciudad de México. Acá he hecho amigos con los que me hubiera gustado festejar o lugares que me hubiera gustado visitar para celebrar. Caí en cuenta que formo parte de nuevas historias que involucran a nuevas personas. 



 Isis y yo en Central Perk, de Friends. Fue el regalo de cumpleaños de mis 23. Esta imagen ahora tiene más sentido, podría llamarse “tomándose un café con los pocos amigos que te quedan… y es genial no tener tantos”. Ilustración: @Diego.Arcadio

Pausa reflexiva. 

Oigan, pero esto no quiere decir que sea catastrófico. Es un proceso natural de interacción en el que lo normal es que nuestras relaciones sociales se expandan. No somos omnipresentes para estar en todos lados. Lo que nos queda a quienes nos mudamos es mantenernos cerquita desde donde podamos, los grupos de whatsapp ayudan mucho para seguir activo con los amigos que están lejos. Hay un dicho que dice: “el que juega a que lo extrañen, se arriesga a que lo olviden”. Sólo hay que mantenernos presentes. Con mi amiga Fernanda tengo las “llamadas de transición”, que no es otra cosa que hablarnos por teléfono cuando estamos viajando a algún lugar.

Sé que muchas personas que leen estos textos están en Estados Unidos, y que lo más probable es que hace mucho no visiten Colima, a ustedes: ¿qué les pasa?, vuelvan, su ciudad les espera.