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martes, 5 de marzo de 2019

Hay muchos mitos respecto a los alacranes: Experta. #UdeC



*Laura Valdez, académica de Ciencias Químicas de la UdeC, impartió una conferencia sobre estos arácnidos en el Museo Regional de Historia.

Se estima que los alacranes tienen más de 450 millones de años en el planeta y, aunque su evolución no ha sido radical, han sabido adaptarse y resistir a los drásticos cambios de clima. De acuerdo con Laura Valdez Velázquez, profesora-investigadora de la Facultad de Ciencias Químicas, se han encontrado fósiles en el mar, y otros hasta de un metro de largo.

Durante su conferencia “Alacranes: mitos y realidades”, que impartió en el Museo Regional de Historia, la investigadora habló de algunos mitos que se han generado alrededor de estos arácnidos debido a la toxicidad de su veneno, así como de su anatomía, alimentación, gestación, y de la peligrosidad y síntomas del veneno.

“Tenemos que aclarar que ningún alacrán tiene la finalidad de atacar a una persona, que sólo inyectará su veneno si se siente en peligro. Éste es su mecanismo de defensa para capturar a una presa o defenderse de su depredador. No lo hace con la finalidad de atacar a una persona”, dijo la investigadora.

De las 289 especies de alacranes que se han reportado en México, aclaró, sólo 14 se consideran tóxicas, y su nivel de toxicidad no depende del color o tamaño, pues el Centrudoides noxius (endémico de Nayarit) es el más letal y su tamaño es inferior al del Hadrurus aztecus, que mide 18 centímetros y no es tóxico.

Entonces, ¿cómo sabemos si un alacrán es venenoso o no? Según la investigadora, son tóxicos los que tienen el aguijón en forma de media luna, las tenazas delgadas, un color uniforme y el segmento de su cola es ovalado. Mientras que los no tóxicos presentan una cola más derecha, sus segmentos son cuadrados, sus tenazas son gordas y tienen rayas de diferentes tonalidades y doble aguijón.

“Muchos creen que por el doble aguijón son doblemente venenosos, pero, de hecho, es un tubérculo. Otra característica es que a los tóxicos los encontramos en zonas rurales y lugares donde hay baldíos. En la zona urbana tendremos los no tóxicos, pero les gusta más el calor humano”, precisó.

Otra de las características es que, a pesar de aparecer más en tiempo de calor, su temperatura es fría y sólo aparecen en pareja en temporada de apareamiento: “Es falso que siempre estén en pareja, lo hacen sólo cuando necesitan aparearse. De hecho, hay un dato curioso: una vez que se aparean, el macho tiene que correr porque la hembra se lo come, lo que nos lleva a otro mito: las crías se comen a la mamá. También es falso, pues las crías se pueden convertir en presas si se bajan de la espalda de la madre”.

La gestación dura de 29 a 32 días y pueden ser ovíparos o vivíparos, esto es, “pueden tener sus crías en huevecillos o bien dentro, de cinco a 150, y alcanzan su madurez a los seis meses. Sus hábitos son nocturnos y su estructura plana les permite estar en cualquier lado; asimismo, tienen gran resistencia para soportar el calor, la falta de agua y largos periodos de ayuno. Se han encontrado especies a 800 metros de profundidad y hasta más de cinco mil metros de altura; incluso los han encontrado en la nieve”, comentó Valdez Velázquez.

Otro de los mitos que se cuentan, continuó, “es que a las personas corajudas no les hace el efecto del veneno”; sin embargo, la investigadora explicó que esto no es así, lo que ocurre es que “el alacrán inoculó el veneno en otra parte antes de picar a una persona, o le picó en el pie y el veneno se quedó en el calcetín”.

Dijo que el veneno contiene una mezcla de proteínas y neurotoxinas que tienen afinidad con el sistema nervioso, se unen a éste, suben por el sistema periférico y llegan al nervioso central, provocando una disrupción en la comunicación intercelular que podrían generar parálisis o asfixia.

Por lo anterior, es necesario acudir al médico cuando el paciente presente síntomas como dolor, fiebre, liberación de saliva nasal o bucal, problemas visuales, vértigo o distensión abdominal, para que se le aplique el suero anti-alacrán. Es importante no hacer caso a consejos como bañarse, usar torniquetes, absorber el veneno o cortar donde el alacrán picó, ya que este veneno se une rápidamente a las células.

La próxima charla de divulgación de la ciencia se llevará a cabo el 27 de marzo en el mismo lugar, y estará a cargo de Roberto Sáenz Casas, con el tema “Las matemáticas de las vacunas”.