*Aseguran que la contingencia sanitaria ha impactado de modo distinto en hombres y mujeres.
Como parte de las actividades del programa de Salud Mental de la Universidad de Colima, hace unos días se realizó la mesa virtual “Salud mental de la mujer en tiempos de pandemia”, en la que participaron cuatro especialistas de la Facultad de Psicología con temas que buscan promover el bienestar y la calidad de vida de las mujeres y en la sociedad en general.
En su intervención, la doctora en neurociencias, Minerva Ortiz Valladares aseguró que es importante, para lograr una atención integral de la salud mental, considerar que cada sector poblacional presenta distintas necesidades y que las mismas situaciones no afectan por igual a todos: “El reconocimiento de la diversidad nos lleva también a la posibilidad del apoyo multidisciplinario entre psicólogos, psiquiatras, médicos y enfermeras para garantizar la salud mental”, comentó.
Agregó que el problema va más allá de los trastornos mentales, llegando hasta las enfermedades psicosomáticas que necesitan atención específica: “Tenemos que diversificar la manera en que atenderemos el problema de la salud mental, diversificar los medios con los que podemos apoyar y, a partir de esto, tenemos que formar programas de atención especializados”.
Por su parte, la profesora de la Facultad de Psicología e integrante del Programa Universitario de Salud Mental, Sarita Salgado Torres dijo que existen diferentes factores de riesgo para los problemas de salud mental y que, en México, el género femenino es más propenso a trastornos como la ansiedad y la depresión.
“Tomando en cuenta estudios que se han realizado de cómo se conforman las familias mexicanas, notamos que persisten desigualdades en la crianza de la mujer, pues aprenden desde pequeñas a vivir con sobreprotección, minusvalía, mayor carga en labores del hogar y el cuidado de los demás integrantes”, comentó.
Así pues, propuso trabajar estos desequilibrios desde el seno familiar, visualizando un compromiso afectivo sensible, con límites, y sobre todo con el respeto a los derechos de los seres humanos: “La visión sobre el género tendría que ser holística en cada familia, no basada en clasificaciones dicotómicas que destacan las diferencias sociales y sexuales, si no haciendo un reconocimiento armonioso de que no se debe disociar psíquicamente por el hecho de ser mujer u hombre”.
Posteriormente, la líder del cuerpo académico de Educación y Psicología, Myriam Rebeca Pérez Daniel destacó en su intervención la importancia del bienestar psicológico y emocional como herramientas que nos permiten afrontar los retos cotidianos: “Sin salud mental no es posible gozar de buena salud en general”, afirmó.
La pandemia por COVID-19 que hemos experimentado a nivel global, añadió, “ha traído situaciones que ponen en riesgo la salud mental de la sociedad. Debido al rol que culturalmente se le ha dado a la mujer, existen marcadas diferencias en el impacto a su salud mental, pues dicho rol se liga a las tareas del cuidado y del hogar; en este sentido, el confinamiento hizo que dichas labores se triplicaran al mantener a toda la familia en casa”.
Tradicionalmente, agregó, se atribuye a los varones el rol de proveedores, pero debido a la pérdida de empleos y la disminución de productividad, las mujeres tuvieron que buscar fuentes de ingreso alternas para contribuir también a los gastos. Ante este panorama, dijo, “es importante contar con una perspectiva de género sobre la atención a la salud mental, pues la presión sobre el desempeño esperado de las mujeres es distinta a la de los hombres”. Además, enfatizó, “es más grave cuando muchas mujeres y niñas tienen a sus principales agresores en casa, en casos de violencia intrafamiliar”.
En este contexto, expuso, “la primera tarea que debe alentar la psicología en la promoción de la salud mental, es hacer notar que estos desequilibrios en nuestras tareas no son normales, que son socialmente construidos, y que es parte de nuestra búsqueda de bienestar cuestionar estos roles y buscar una distribución equitativa del cuidado del hogar, la educación, salud, economía casera, etcétera. Es necesaria una psicología crítica, sin prejuicios, que ayude a crear comunidad y a establecer redes de apoyo para la búsqueda colectiva de bienestar”.
Por último, la profesora Yesenia Rubí Graciano Hernández comentó que es necesario trabajar en un proceso de “desnaturalización de los estereotipos de género”, y enfatizó que el trabajo de quienes ejercen la psicología “debe ir encaminado a desmontar y cuestionar las estructuras del poder para, así, equilibrar las dinámicas que han mantenido la balanza en desventaja para las mujeres”.
Se puede cuestionar, finalizó, lo siguiente: “¿Será que una mujer no puede subirse a un ring de box?, ¿será que no puede conducir un auto de carreras? Luego lo contrario: ¿será que el compañero puede asumir actividades de crianza y cuidado con el mismo despliegue de ternura y cariño que las mujeres históricamente lo hemos hecho?”.
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