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jueves, 17 de junio de 2021

Ángela Hernández, premio nacional de cuento en República Dominicana, estuvo en Altexto 2021 #UdeC

 


*La mirada poética, dijo, “implica preservar la soberanía de la interrogación frente a todos los poderes, políticos, estatales y religiosos. Preservar esa soberanía de la interrogación implica para mí rebeldía y libertad”.


En sus años de juventud, ser escritor o escritora se percibía como una carrera inútil, pues no resolvía los problemas de su país natal, República Dominicana, por lo que Ángela Hernández Núñez tomó la decisión de estudiar ingeniería química. Sin embargo, pronto se dio cuenta que con ello sólo estaba traicionando su forma de pensar, ya que su inclinación era lo creativo; “me sentía feliz y libre cuando estaba haciendo cualquier actividad creativa, y debieron presentarse situaciones desafortunadas y de crisis globales, para aceptar que lo mío era escribir historias y poesía”. 


Hernández Núñez, ganadora del Premio Nacional de Cuento en dos ocasiones y del Premio Nacional de Literatura en República Dominicana, fue invitada a participar en las Jornadas del Libro Universitario Altexto 2021 con la charla; “Mi vocación de escritora y el cuento latinoamericano”, en la que habló del cuento, de su vida personal, como escritora, y también como fotógrafa y artista visual. Su participación fue en el formato de entrevista, que condujo el poeta, ensayista e investigador Carlos Ramírez Vuelvas, quien es coordinador general de Extensión en la Universidad de Colima.


Si bien, dijo, el cuento oral es el género literario es el más antiguo, “es el más cercano a todos los seres humanos, pues no pasa un día sin que contemos un sueño, un viaje, un evento que nos aterró o nos sorprendió. Ese cuento es entonces un universo, con sus propias leyes e interacciones infinitas. Cuando la imaginación emerge para tornarse consciente, es una membrana semipermeable entre la vida onírica y la vida que denominamos real. La imaginación es una suerte en espiral, galáctica, con contornos efervescentes, en constante formación y rotación”.


El cuento oral, dijo la escritora, está en los contenidos más profundos de la memoria del ser humano, porque mediante ellos se comunican no sólo necesidades básicas, sino deseos, hazañas y lecciones de sobrevivencia. Incluso, comentó, las mujeres de la prehistoria pudieron ser las primeras artistas y fuente de las tradiciones orales.


“Creo que las mujeres que aprendían de las propiedades de las plantas, a utilizar el fuego con bienes variados, tendrían muchas historias para contar a los hombres que regresaban de cacería, quienes a su vez contaba una hazaña y una mujer, tal vez su joven madre, replicaba con pigmentos en las paredes de la cueva el fruto mágico de su experiencia reciente. Me atrevo a imaginar que las niñas y niños les contarían sus sueños con animales y estrellas, sin distinguirlos de la realidad, y posiblemente fueron las madres quienes pintaron las paredes, las primeras artistas y la fuente de esas tradiciones orales que vive hasta el día de hoy”.


Ángela Hernández habló también de la escritura como ejercicio de la libertad y de la mirada poética; ello, dijo, “implica preservar la soberanía de la interrogación frente a todos los poderes, políticos, estatales y religiosos. Preservar esa soberanía de la interrogación es para mí es la mirada poética, y eso implica rebeldía y libertad”. 


Aunque la poeta y cuentista ha sido una mujer comprometida con la realidad, de ahí que su obra hable de la realidad social de latinoamericana, de la mujer en los contextos de los siglos XIV, XX y XXI y los derechos humanos a favor de los más desprotegidos, sus inicios como escritura no fueron sencillos, pues ella misma ejercía una resistencia a su vocación, ya que ésta es percibida como inútil en la sociedad.


“Cómo yo podría dedicarme a algo que era de fantasía, que no le da de comer a la gente, que no resolvía los problemas de dependencia que tenía el país, de corrupción y de todos los males que sabemos en nuestra historia. Entonces opté por una carrera que nos ayudaría a obtener una independencia tecnológica y científica que era fundamental para el desarrollo independiente de nuestros pueblos: ingeniería química”. 


Escogió esa carrera, además, porque era la más difícil y desafiante para ella, “pero de pronto estaba violentándome, porque mi inclinación era a lo creativo; yo me sentía libre y feliz cuando estaba haciendo cualquier actividad creativa”.


La escritora, compartió a los asistentes a esta conferencia virtual el cuento “Sobre la motivación de las Matrioskas” y el poema “El orden de lo finito”.


Finalmente, el rector de la Universidad de Colima, Christian Torres Ortiz Zermeño, uno de los asistentes al evento, agradeció a la poeta y escritora “por hacer posible esta charla enriquecedora, a pesar de la distancia; agradezco por permitirnos conocer parte de su vida, incluso personal, de su vida como escritora, fotógrafa y artista visual y cómo deja claro que para usted todo esto tiene vínculos directos en su expresión artística”.


“Su participación es importante dentro del programa Altexto porque contribuye con sus objetivos, que es generar espacios de reflexión, análisis y de profesionalización. Es un honor tenerla como invitada; la Universidad de Colima es su casa y esperamos que cuando las condiciones lo permitan, nos acompañe en nuestra institución”.


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