La exposición Azul profundo ofrece una experiencia inmersiva, con fotografías, imágenes aéreas y subacuáticas, videos, proyecciones 3D y sonidos
Azul profundo permanecerá en el Museo Regional de Historia de Colima (Portal Morelos No.1, esquina Reforma, Centro, Colima) hasta el 7 de septiembre de 2023. Horario: martes a sábado, de 09:00 a 18:00 horas
Estos productos base del recorrido sensorial son resultado de incursiones realizadas el pasado invierno por un grupo multidisciplinario
Las ballenas jorobadas migran dos veces al año, viajan a las frías aguas polares en el verano para alimentarse y regresan a las cálidas aguas tropicales en invierno para reproducirse, un espectáculo que los colimenses pueden avistar en las bahías de Manzanillo, Santiago y Cenicero.
Desde hace algunos años su avistamiento en esta área del Pacífico mexicano se ha vuelto frecuente; sin embargo, esos instantes no permiten conocer el comportamiento de este mamífero marino en su hábitat. Compartir parte de ese mundo desconocido es el propósito de la exposición temporal del Museo Regional de Historia de Colima (MRHC), Azul profundo.
La Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), del Centro INAH Colima y del MRHC, en colaboración con la Universidad de Colima (U de C), ofrece una experiencia inmersiva, a través de fotografías, imágenes aéreas y subacuáticas, videos, proyecciones tridimensionales y sonidos, para relatar el tránsito, mar adentro, de estos colosos.
El director del MRHC, Fernando Rodríguez García, informa que estos productos, base del recorrido sensorial, son resultado de cinco incursiones que un grupo multidisciplinario, integrado por fotodocumentalistas especializados en naturaleza y especialistas de la Facultad de Ciencias Marinas de la U de C, realizó en estas aguas, el pasado invierno.
Este equipo pudo capturar imágenes poco frecuentes de la Megaptera novaeangliae, su nombre científico, conocidas comúnmente como ballena jorobada. Por ejemplo, tuvieron la posibilidad de observar el juego entre una ballena hembra y su cría, y el posterior cortejo de tres ejemplares machos que, inclusive, pusieron en riesgo la vida de un ballenato.
Este material visual, tomado también mediante sobrevuelos de dron y cámara subacuática, así como sonoro, ya que también se captaron los cantos de las ballenas macho, los cuales los científicos debaten si son para atraer a las hembras, desafiar a sus pares o si sirven a modo de ecolocalización para encontrar comida, debía ser mostrado al público.
Para ello, el MRHC, con el apoyo de su equipo de museografía y de la Coordinación Nacional de Museos y Exposiciones del INAH, transformó sus salas superiores en un ambiente marino, instalando, incluso, una lancha, redes y un velamen, para que sus visitantes se sumerjan en el Azul profundo, acompañados de los cantos de ballena, musicalizados por Deneb Carrillo Morales y bajo la interpretación vocal de la poeta Rosa Orozco, además de interactivos 3D, creados por Eduardo Michel.
“La idea es llevar a las y los espectadores a que vivan, escuchen y perciban ese acercamiento con las ballenas jorobadas; también hacerles reflexionar sobre los efectos que la actividad humana tiene en su hábitat y que suelen estar fuera de nuestra mirada”, comenta Rodríguez García.
Sobre esta interacción con el ser humano, también destacan las fotografías facilitadas por la investigadora del Centro INAH Baja California Sur, María de la Luz Gutiérrez, quien, en su registro de manifestaciones rupestres, capturó antiguas pinturas de ballenas que hablan del asombro que estos animales despertaban en los primeros pobladores de la península, de ahí que aparecen representadas con formas quiméricas.
El recorrido se desarrolla con la serie de 30 fotografías y videos, realizados por las y los artistas Bertha Isabel Reynoso Méndez, Jesús Alberto Castillo Matías, Edwin Rolón Rodríguez, Juan Franco, Juan Carlos Arteaga Rodríguez, Roberto Valladares Rea, José Alfredo Díaz Torres, Víctor Manuel Vázquez Carrillo, Héctor Boix y Hernando Alonso Rivera Cervantes.
El público puede admirar instantes como el soplido de una jorobada, el cual puede llegar a los tres metros de altura y se puede oír a más de 245 metros de distancia, sus saltos o el momento en que arquean la espalda luciendo una pequeña joroba cuando se preparan para el buceo profundo.
El director del MRHC también destaca la participación del oceanólogo de la U de C, Christian Ortega Ruiz, así como de las y los estudiantes Silvia Ruano, Camila Lazcano y Raciel Meza, quienes guiaron las incursiones marinas y proporcionaron parte de la información científica vertida en la muestra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario